Él.

Desde hace años (exactamente 7) lo conocí, desde el primer día me flechó.
Las cosas del destino nos jugaron chueco, fuimos los mejores amigos... Tantas boberías, típicas de dos pubertos aprendiendo a vivir.

Fue el primero en romper mi corazón, fué la primer persona en causar una ruptura, la primer persona que produjo una depresión, mi fiel amigo ya rotó, fue valiente, cosió mi dolor y sonrió, aunque le guardó rencor, jamás lo demostró. 

Mamá decía que él era especial, que no podía permitir que la historia sin comienzo terminara así... ¿Y yo cómo iba a poder soportarlo? ¿Cómo iba a intentarlo otra vez? Tenía miedo y me cuidé. 

Tardó el tiempo en sanar, aunque el dolor se durmió, el rencor siguió presente.
Mi orgullo fue más valiente que mis ganas de "intentar".
Años, pasaron años...

Lo volví a ver, y los nervios regresaron... Esas cosquillitas, nunca olvidaré la sensación. 
Dudando dije que sí a la invitación de nuestro amigo en común... Era su cumpleaños y la excusa perfecta para volver a verle.

Llegué y ya no sentía mis piernas, no entiendo como logré caminar. Habían muchas persona y desde lejos lo ví... "¿Cómo diablos podré disimular mi emoción y mis nervios?" pensé. Nuestro amigo dijo "mira, te traje tu regalo" y yo, me sentí morir.

Aunque estaba muy nerviosa, me mostré un poco indiferente y muy segura de mí (pff, si hubiera sabido que no ponía ni hablar), estuvimos recordando y riendo sin parar... ¡Cuánto lo extrañé!

Su mamá y su hermana me trataron tan bien, hicieron tantos comentarios incómodos pero muy enriquecedores para el ego: "El amor de tu vida" así dijeron. Pasamos un rato muy agradable.
Después jugamos y lo agradecí, fue una grandísima idea para disimular mi temblor ante semejante hombre.

Poco a poco, nos acercamos más, los roces de las manos, brazos y pies hasta parecieron accidentes... Hubo un momento donde nos quedamos solos, nos miramos fijamente y pensé "Vamos, puedes besarlo... Hazlo, ahora o nunca, dijiste que lo besarías alguna vez, es hoy". No pasó, no pude. 

Mi vida continúo normal, recuerdo que tres días después era mi aniversario y no supe que también fue mi despedida. 

Los chismes y celos de su entonces novia, nos acercó... Gracias a esa mujer loca, lo volví a ver, hablamos por horas, de todo y de nada.  
Por fin me declaró su amor, estaba aún más nervioso que yo, y yo simplemente me quedé sin palabras y lo besé. No entendimos bien que pasó y sólo nos despedimos.

Mi corazón comenzó a latir.