Otra vez.

Le conté sobre ésta extraña sensación que me da cuando escuchó sobre ti, pensé que no podría entenderlo porque en serio es muy retorcido, pero lo entendió perfectamente porqué me conoce tan bien y lo peor, a ti también. 
Me dijo que tú no podías cambiar, pero me dió una carta libre para jugarla como yo quisiera, para que me diera un golpe de realidad y vaya que me noqueó. 

Las personas pueden cambiar, las personas pueden tomar impulso de su pasado y transformarlo en una mejor versión de sí mismos pero tristemente tú no lo hiciste, no haz cambiado ni creo que lo hagas. 
¡Es una pena! 
Intentaba buscar una forma de ayudarte, quería descubrirte y demostrarle al mundo que eras una buena persona pero me equivoqué, no lo eres, solo veo en ti agua turbia. 
Lo dejaste claro por enésima vez, pero es que de verdad quería ayudarte a sanar, no puedo y dudo que quieras hacerlo. 
Ojalá que el Karma te llegue despacito para que no te duela tanto, todos recibimos lo que damos. 

Ya se acabó mi paciencia, está es mi despedida, deseo que toda la buena vibra que tanto presumes te salve de ti misma, te abrazo a la distancia y le pongo punto final.