Gracias por mi tristeza.

“Gracias de verdad, por recordarme el dolor, gracias por dejarme solo, y no, no es una forma lastimosa de sarcasmo, de verdad, te lo agradezco, es tan reconfortante sentir este vacío, aquí, justo aquí, en el pecho, donde deberías estar, donde deja de existir el universo y jugamos a ser parte de este mundo. Me estaba perdiendo ¿sabes?, me estaba olvidando, de mí, de cómo ver el alma, de cómo sentir, de cerrar los ojos y escuchar, de cerrar los ojos, y respirar. Quisiera decirte que te extraño, pero no es cierto, tú fuiste en el momento que debió ser, y fue perfecto, exacto, a su tiempo, y eterno, pues una eternidad no siempre tiene que no tener fin, y, además, está tu recuerdo, tu recuerdo que duele aquí donde no hay nada, y que de alguna manera te mantiene a mi lado, conmigo, no en el vacío, pero sí en el silencio.”
- Fabian Recendez (Libro - Musas y Desvaríos)