Volviendo a ser nosotros.

Han pasado varios meses de caos mental, hormonal y no literario, hemos subido y bajado en la montaña rusa de emociones, nos hemos lanzado miradas letales, silencios sepulcrales, nos hemos visto llover y arder pero, no precisamente como nos gusta. Entendí la canción de Arjona y fuimos parte de la colonia de pingüinos en nuestra cama.

Confieso que tuve pensamientos muy extraños y no fuiste precisamente mi persona favorita, pensé que tal vez estábamos muy cansados o simplemente que nuestro amor no resultó tan fuerte como pensábamos, tuve miedo de perderte, miedo de que te cansaras de mi actitud y demanda, tuve miedo de sentir ganas de querer perderte y escapar, tuve ganas de echar por la borda nuestros últimos meses y abandonarte. Intenté cambiarme el chip y ser más empática, pero no podía, no me lo dejaste fácil y no quiero leerme como una feminista fanática, pero de verdad sentí que ningún hombre era útil, no solo tú.

Me encerraste en esa casa, donde me sentía atacada por cualquier puerta abierta, sin privacidad, rebasaron mis limites y sentí que no les importó hacerlo, no consideraron que para una mujer tan independiente y hermética como yo, no iba a ser algo cómico. Tuvimos muchas peleas bajo ese techo, nos convertimos en enemigos furtivos. 

Nos mudamos pero, no cambió mucho la situación hasta hace un par de meses, la vida poco a poco regresa a la normalidad y yo me siento mucho más yo, estoy floreciendo nuevamente al ritmo de mi cabello, ya no estoy a la defensiva y vuelves a ser mi persona favorita, nuestro amor esta renaciendo y estamos creciendo en familia, te siento más cerca y aunque a veces me vuelves loca, he aprendido a tenerte paciente. Trabajo arduamente para comprender que cada uno va a su ritmo. 

Los pingüinos se han ido y el calor se siente cada vez más, firmamos la paz y seguimos siendo buenos amigos, ahora mejores. Disfruto nuestro tiempo a solas, a oscuras y el silencio que ahora termina en risas contenidas. 

Me haces sentir tan amada y especial, sé que estarás para mi incondicionalmente, nos elegimos por una razón; el amor recíproco, y aunque nadie puede asegurar si tendremos un felices por siempre, sí podemos asegurar que seremos sanamente un nosotros por siempre. 

Hoy que las hormonas se estabilizaron y que mi visión ya no está nublada de cansancio, tengo la certeza que eres todo lo que la vida me debió alguna vez, contigo no me hace falta más, contigo hasta morir... De amor. 


Ayer, hoy y mañana... Te amaré.