Me costó mucho.




“Me costó mucho, pero al final te solté. Dejé de pensarte cada jodido segundo como lo hacía, dejé de imaginar cada puta noche que volverías, dejé de ser ese cabrón terco que no podía hacerse a la idea de que no sería contigo el universo. Hay despedidas que te rompen el corazón y otras que te rompen el alma, y creo que tú fuiste un poquito de las dos, carajo, me doliste como no tienes una maldita idea. Pero bueno, al final el tiempo hace lo suyo, o mejor dicho, uno hace lo suyo con el tiempo, y quitarle tu nombre al pecho era algo que en serio necesitaba. Me costó mucho, pero al final te solté, te dejé libre de ese futuro tan cursi, de mis defectos que no eran tan pequeños y del café que te preparaba, a lo mejor nunca te gustó tanto. No sé si viene algo mejor, pero vale la pena intentarlo, al final ya entendí que no eras tú, que no era yo y que sólo nos confundimos de vida, de amor o un poquito de las dos”. 

-Emmanuel Zavala.