Cicatrices

La mala circulación es hereditaria, el gran legado que me dejaron las mujeres de mi familia, entre otros tantos males; también el carácter, puedo jactarme de tener una mezcla de ambas guerreras, la fortaleza y la nobleza, con una pizca de franqueza. 

Solita puedo lamer, cuidar y curar mis propias heridas. Soy firme con mis decisiones y un tanto débil antes las emociones de los demás, como una esponjita, puedo absorber energía, sensaciones y sentimientos, sé escuchar y sé callar.

De mis cicatrices no suelo hablar, prefiero que el dolor propio aqueje mi cuerpo y mi mente en silencio. 

Soy un tanto selectiva con mis heridas, y digo un tanto porque me puede herir una pequeña rama en el bosque y permanecer tatuada por siempre pero, no las suturas de una herida profunda.

Porto con mucho orgullo cada cicatriz, todas me recuerdan lo valiente o lo estúpida que he sido. 
También tengo cicatrices que no son visibles pero, esas son aún más especiales, de vez en cuando me gusta tocarlas, para volver a sentir el placentero dolor de las batallas pasadas. 

Tal vez no he salido ilesa, pero sí he aprendido un montón, para mí son guerras ganadas y esa satisfacción nadie me la puede quitar, es solo mía.

Coroné con mi pasado, puedo sonreír tranquilamente y decirle gracias 🌸