Parte 1. Tú.


 Las conversaciones mentales en la ducha son terapéuticas, ahí se han tomado decisiones trascendentales en mi vida. 

Desde hace 4 años mis duchas mentales y sanadoras las comparto con el amor de mi vida, son minutos valiosos y realmente reparadores. 


Nos hemos visto llover, arder y resoplar de ansiedad, las cuatro paredes se convierten en nuestra guarida, nuestro templo sagrado, donde somos capaces de desnudarnos el alma. 


Ayer fue uno de esos días donde estábamos agotados mentalmente, necesitábamos recargar la pila y no hay mejor manera que hacerlo juntos, riéndonos sobre la vida y la desfortuna. También hablábamos sobre el futuro y las acciones que tomaríamos en caso de que llegará el fin de nuestro amor. 


Tenemos muy claro que el fin incluye únicamente a una pareja, que la lealtad y familia que decidimos formar no terminará nunca, esa sí será «para siempre». 


Nos hemos prometido sernos fiel a nosotros mismos, sabemos que la vida es incierta y que somos humanos, si un día el amor se esfumará, con los ojos cristalinos y el corazón en la mano, nos lo diríamos. No cometeríamos el pecado de relaciones pasadas, el amor debe ser libre. 


Tenemos la certeza de que somos instantes y que por azares de la vida nos conocimos pero, nosotros elegimos tomarnos de la mano y hacerle frente a cualquier adversidad porque nos reconocimos y porque sentimos la necesidad de nosotros, porque pertenecemos al grupo reducido de matrimonios que puede sentir paz al saber que su otra mitad está del otro lado de la cama y que al envejecer no dará miedo la soledad porque ya compartimos una vida con el amor de tu vida. 💛