Ninfa.

Atorada en el bosque de asfalto de mi bella Ciudad de México, te ví; alta, delgada, cabello largo, negro y ondulado, con ojos grandes y expresivos, sonreíste y algo nos flasheo momentáneamente, caminaste delicadamente frente a nosotros, ninguna volteó, algo en nuestro corazón nos dió paz y continuamos con nuestros caminos. 

Me impresionó tu belleza y juro que no quiero leerme ególatra –El parecido físico es asombroso – pero, me sentí muy feliz al verte, en esta ocasión ninguna bajó la mirada, al contrario, nos vimos directo a los ojos y cerramos ese capítulo de antaño. 

Eres la ninfa más hermosa que he visto, ahora le entiendo perfectamente, habría hecho exactamente lo mismo. 

Hermana Ninfa, de corazón deseo que la vida te trate bonito, tienes un ángel inmenso y mereces ser feliz, ambos merecen serlo.