Poliamor.

Durante 6 largos años estuve enamorada del niño más guapo de la escuela, era alto, con el cabello castaño y ondulado, tenía ojitos de girasol, en pocas palabras, un encanto. 

Desde el primer día en la escuela supe que sería mi amor platónico, llevábamos las mismas mochilas gigantes y nos sentaron juntos, sentimos el click. 

Durante esos 6 largos años, fuimos amigos y un poquito más, ambos sabíamos que nos gustábamos, pero como dos niños jugando a ser novios, terminábamos y regresábamos, tuvimos muchos más noviecitos, íbamos y veníamos, éramos muy populares y juntos éramos dinamita 💥

El problema fue que mi mejor amiga sentía la misma atracción y que él nos dejaba habitar su corazoncito de condominio, aunque para ser sincera, sabía que yo tenía el lugar más especial. 

Siempre que veía a mi papá o a mis hermanos los saludaba con confianza, como si fuera en serio el yerno y cuñado oficial. Ellos le seguían el juego, éramos dos niños jugando a ser novios. 

En el último año y con la hormona despertando, nuestras emociones se fueron al cielo, sentía que moría y revivía cada día, todos mis conciertos en la sala tenían una dedicatoria para él. 

Decidimos que como mi mejor amiga y yo sentíamos lo mismo, era lógico que tuviéramos una relación poliamorosa, nadie perdía nada, al contrario, eran días llenos de risas y nostalgia por la despedida que poco a poco se acercaba más. 

Para festejar la salida de nuestra generación, tuvimos una última excursión, nos llevaron a Six Flags y ahí estábamos, los tres agarrados de la mano, celebrando la despedida, ahí, por primera vez sentí celos y le fallé al poliamor, eso no era para mí. 

El regreso fue épico y sumamente especial, un recuerdo que tengo atesorado en mi memoria. 

Mi primer beso real, un beso inocente pero con mucho amor y nervios; me miró a los ojos, me sonrió y sus labios perfectos se acercaron a mí, me dijo en voz baja que yo siempre fuí su chica, que solo me quería a mí... Sí, ese día también morí y reviví. 

Hoy soñé dos veces con él, pero ya no éramos niños y curiosamente era una combinación entre el amor de mi vida y él, y acabo de entender que siempre busqué lo mismo en las personas y que tuve la fortuna de encontrar todo en una misma persona. 

Lo he visto algunas veces, ya no es precisamente el galán de mis sueños pero, cuando lo veo, nos veo de niños, riendo, gritando y soñando. 

Me hace muy feliz saber que lo conocí y que tuvimos una gran historia.