Ya no está cerrado por reparación

Recibí una gran cachetada con guante blanco por parte de la vida, justo hace unos días escribía sobre la maldición que creía que seguía y que no me dejaba conservar a las relaciones más importantes. Delante de mí hay nuevos y maravillosos habitantes en mi jardín. 

Viajé hacía atrás y pude ver que, desde hace muchos años confíe en las personas y como Gloria Trevi, si me decían que la Luna era de queso, yo les creía, podía poner mis manos al fuego por los demás, mamá siempre dijo que no estaba bien que fuera así, que en algún momento lo iba a entender. 
Y sí, tiene poquito tiempo que entendí pero, no estoy totalmente de acuerdo, me gusta ser como soy con los demás, me gusta dar amor y realmente ya no me importa si me regresan lo mismo, cada uno da lo que tiene en el corazón y está bien. 

En los últimos años fuí cautelosa con mis relaciones nuevas, activé de nuevo la barrera y no dejaba que cualquier persona me tocará el corazón pero, no quiero eso, no quiero poner tierra de por medio, ya lloré tanto, que mi dolor se purificó y se transformó en cicatrices hermosas que me recuerdan lo humana que soy. 

Mi corazón está armado de pedacitos de historias, de malos pero, mmsobre todo de bellos momentos. Ya borré la distancia, bajé la guardia y solté el miedo, estoy lista para abrir mi corazón. 

Tengo la fortuna de tener nuevos retoños en mi jardín, de poder cultivarlos con amor, mi jardín no está cerrado, mi jardín abrió sus puertas y estoy lista para darles la bienvenida.